16 de enero de 2008

LA NEUROSIS Y CÉZANNE


Freud mantenía la tesis de que el artista es un introvertido que roza la neurosis; un introvertido que desea conquistar honor, riqueza, gloria, el amor de las mujeres, pero que escapa a la neurosis gracias a la fantasía del arte. "Todo hombre insatisfecho se aparta de la realidad y concentra todo su interés y también su líbido en los deseos creados por la vida imaginativa, lo que fácilmente puede llevarlo a la neurosis".

Balzac afirmaba que un deseo satisfecho puede impedir el nacimiento de una obra de arte: "una mujer con la que uno se acuesta es una novela que no se escribe".

Zola, en sus notas preparatorias de su novela "La Obra" escribe sobre Cézanne: "tenía desconfianza de la mujer....Jamás llevaba muchachas a su casa; las ignoraba a todas con una timidez sufriente que ocultaba bajo una fanfarronada de brutalidad.....No necesito mujeres, decía, me molestarían mucho. No sé para qué sirven, siempre he tenido miedo de probar".

¿Era este pintor un neurótico además de introvertido?

Eso parece según lo describe Gimpel: artista romántico y bohemio que se encierra en una torre de marfil, inestable, ardiente, irritable, víctima frecuente de crisis de depresión y melancolía, solitario, tímido, terriblemente orgulloso, que huye de la sociedad y de las responsabilidades, del trato con los hombres y mujeres y hasta con los amigos, hostil al progreso y a la razón, indiferente a la miseria y al destino humano, y para quien el arte es un refugio, un salvavidas, un sustituto, una compensación. Blasfemaba, pronunciaba palabras indecentes y acostumbraba a ir desarreglado.

Es famosa la anécdota que tiene a Manet como centro de sus ojerizas: como no le agradaba éste por su refinamiento, cuando estaba en su presencia se sacaba el sombrero y sonriendo y con voz gangosa le decía: "no le doy la mano, señor Manet, porque hace ocho días que no me las lavo".

¿Se puede concluir que la obra magnífica y pionera de Cézanne es fruto de esta, por calificarlo así, anomalía psíquica? ¿En qué en él se produce un deseo sexual insatisfecho que tiene como compensación su creatividad? ¿Se basa todo ello acaso en lo que Dracoulidès sostiene: que, en su período de deseo, el instinto sexual excita la imaginación y la aplaca en su período de satisfacción?

Lo que sí ha debido ser cierto es que Cézanne no fue un hombre de fácil trato dado su orgullo y arrogancia, incluso puede pensarse que se vio a sí mismo como un predestinado a mayor gloria del arte y por tanto a ser un hito en la historia.

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