23 de febrero de 2009

GERMAINE RICHER


Nuestro imaginario acumula fenómenos, hechos, emociones, trascendencias y fantasías. Pero la artista francesa, Germaine Richer, descubre en él híbridos, mutantes, criaturas con las que repoblar nuestra imaginación, tan carente de referencias de quimeras o prodigios en una sociedad maltratada por la violencia o la necesidad.


Sin embargo, estos seres, por medio de esta escultora, se han conjurado para hacerse visibles, no como una amenaza, sino como una ficción cercana a nuestra más íntima realidad.


Quizás incluso hayan estado detrás de nosotros y no los hayamos mirado, quizás sean vivencias o experiencias que no queremos dejar salir, pero el caso es que existen, tienen forma y pueden expandirse hasta formar parte de nuestras elucubraciones más insospechadas.


Sus comunicaciones, parece lógico, no son fáciles de aprehender pues guardan un lenguaje inasequible al tiempo, lo cual no es óbice para que su exhorto a ser comprendidos como mensajeros y portadores de un bien artístico quieran hacerlo público. Y verdad que lo han conseguido.


Hay carteles funerarios iluminados por antorchas por todo el malecón. Mi amigo y pintor Humberto Viñas me dice que son en homenaje a las sirenas que han equivocado el rumbo y han muerto contra las escolleras y arrecifes. Como no podemos rezar, brindamos por ellas con un ron triste y fatigado. Habrá que seguir naciendo para desagraviar tantos duelos por el mar.

PAUL CADDEN (1964) / NO SIN EPITAFIOS