1 de julio de 2009

DAVID ALFARO SIQUEIROS

Además de la ansiada independencia, de lo que se trataba era de recuperar la identidad patria. Y así lo entendió el artista más militante de los grandes muralistas mejicanos, David Alfaro Siqueiros (1896-1974).

Con el formato del mural y mediante la utilización de otros medios como malta, arena, cemento, pistola de chorro y la aplicación del color a la silicona y la piroxilina en lugar del óleo, quería llegar a todo el pueblo mejicano, a hacerles ver en recintos, paredes, tapias o muros, lo que había sido su historia y la lucha que se había sostenido para la consecución de una soberanía que durante siglos les fue negada.

Esta obra de agitación y movilización no se hizo bajo las premisas de un realismo socialista hueco y caduco, sino con la contribución de caracteres plásticos de honda significación en aras al logro de perspectivas ópticas y dinámicas que tuviesen en el espectador un actor activo.

Sus murales irradian una visión épica, heroica y memorable, y su carga ideológica se sirve de la tradición y del anticolonialismo para hacer más efectivo visualmente el mensaje, que tiene en la representación de la fuerza y la lucha su mejor sostén configurativo.

Humberto y yo nos preguntamos cómo es posible que siendo la noche tan negra haya de nuevo tantos invitados en nuestra esquina del Malecón. Y además todos tiburones: el gata, el canalero, el arenero, el cazón de playa, el amarillo, el cabeza de batea, el jaquetón, las cornúas, el tigre, el feroz dientudo, el damero. Y aparecieron también sus acompañantes: las rayas y torpedos, las mantas, los obispos, los peces sierra, las quimeras, los sábalos, las morenas, los macabis, los machuelos, las manjúas, los peces lagarto y los agujones. Nos impidieron entrar después de quedarse con todo lo que llevábamos para una pernoctación que llenábamos de carencias y desamparos y anduvimos de vuelta esperando no despertar a los habitantes que a esta horas siempre soñaban con la luz.



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