16 de septiembre de 2009

EDWARD BURRA (1905-1976)

  • Yo mismo desconozco la razón de que haya asociado al excéntrico e inconformista artista inglés Burra con los asociacionistas también ingleses. Puede ser que lo de ser inglés une más que cualquier otra característica o rasgo nacional. Éstos últimos consideraban que la vivencia de lo bello y lo sublime en el arte se produce cuando algún acontecer despierta la imaginación del espectador, provocándose así una cadena de asociaciones. Multitud de imágenes e ideas brotan entonces en la conciencia, y su fuerza y variedad dependen de la intensidad de la sensación estética.

    En la obra de este pintor hay una excitación de la fantasía y una confabulación del estilo para gozar de la felicidad de estar en disconformidad consigo mismo, de ahí la ironía de aventurarse en imaginarios que se asocian para defenderse y reírse de sí mismos.


    • Hay una energía que traspasa y unas fuerzas que de tan evidentes se descargan en una mirada que las desea y las repele al mismo tiempo. Y se soterrarán cuando, como espectador, hayas decidido que tú también estás colgado de esa cota fondeada en la fuente de lo prohibido y lo sublime.

    • Mi amigo Humberto y yo atisbamos desde nuestra esquina del Malecón a unas criaturas que andaban con la cabeza para abajo, los pies para arriba y con las orejas ya encallecidas de tanto peso que soportar. Ya no nos sorprendimos, la desolación creaba tales mutaciones y otras mucho peores. Lo único que se salvaba era el ron, seguía siendo el mismo, bueno o malo, pero el mismo.



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