31 de octubre de 2009

ÁLVAREZ VÉLEZ

  • Florenski decía que es posible representar un espacio sobre una superficie pero sólo destruyendo la forma de lo representado. A Malevich le oigo todavía proclamar que se había transfigurado en el cero de las formas y se había ido, más allá del cero, hacia la creación, allí donde, en los cuadros, aparece la forma que no toma nada de lo que ha sido creado en la naturaleza, sino que emana de las masas pictóricas.
    • Kandinsky reconocía que los objetos empezaron a disolverse gradualmente en sus cuadros, con lo que se afianzaban los valores estrictamente plásticos. Y ya Monet confesaba que su obsesión de todo el día era el color, su gozo y su tormento. Y en este sentido se manifestaba Merleau-Ponty cuando manifestaba que la pintura nunca celebra otro enigma que el de la visibilidad.

      • Mi amigo y artista vasco Álvarez Vélez no sabe celebrar otra cosa, la pintura es la conciencia y él es el intermediario, ella surge gracias a él, que se somete a su conjuro y desvarío. Y si él le ofrece una pasión sin reserva, ella le deniega estimas, pues sólo sabe de devociones y éstas han de ser desinteresadas.

      • Y mi amigo Humberto sigue rematando pinturas con unas representaciones que no reconoce después. El Malecón se acerca por detrás y le susurra que más vale que sepa quienes son, si no quiere caer en la desesperación de un subterráneo ciego. Allí todo el mundo tiene que estar fichado, no quiere sorpresas ni de amor ni de muerte.



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