18 de octubre de 2009

EVA HESSE (1936-1970)

  • ¿Qué es esta bóveda de cordajes que gravita sobre nuestras cabezas? ¿Es una referencia conceptual que ya se agota en sí misma? ¿O son un entramado de cordeles que se proponen una exteriorización que permanece hermética? ¿Qué es lo que insufla en el espectador? ¿Por qué habría que interpretarlo y no sentirlo?
    Eva Hesse, una artista alemana desaparecida prematuramente, creo que trataba de ligar vida y forma en un orden que se colgaba desordenadamente en estructuras meticulosas, cada una de ellas conteniendo su deconstrucción intuitiva y tensa producto y resultado de una construcción que no era más que el destino de lo que iba a ser reducido hasta su momento final, último, perdiéndose y ramificándose en cabos sueltos, en conflictos subyacentes que alargan pensamientos en un universo con sus fatalismos y limitaciones.

    Postminimalita o conceptualista, lo mismo da, lo importante es que la dimensión de su obra cobre un fenómeno plástico que como en ese panel de hilos de alambre nos atrape en su auténtica realidad, que sepamos desentrañarla y visualizarla desde unas formas mentales diferentes que la asimilen y la comprendan.


    ¿Tú crees que la obra de arte es intuida como una expresión cuya esencia sólo se capta por su vivencia? le digo a mi amigo Humberto. Me mira, se da un trago de ron y me responde que él únicamente guarda seres deshabitados en su interior de los que ya no queda memoria en este Malecón que ha decretado que exclusivamente se conserve la suya.




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