26 de noviembre de 2009

ROBERTO ROSIQUE / MUROS

  • Mi amigo, el artista mejicano de Tijuana, Roberto Rosique, plantea en sus nuevas obras, a modo de pasquín, pancarta o mural, una figuración que retoma la concepción de los grandes muralistas mejicanos pero en coordenadas plásticas que lo acercan a los recursos utilizados por los distintos medios de comunicación actuales.
    • Es un realismo de campo abierto, social y crítico, que expone e indaga en una situación en que simbología y existencia conforman un maridaje denso y crudo para mostrar derrotas e insolaridades.

    • Son muros que nunca llegan a traspasarse, que sólo alcanzan para escrutar por encima un soñado paraíso que no es tal pero que aún se les niega. Se rechaza al otro por ser pobre, hambriento, porque contamina, contagia, degrada, en un sentimiento de nefasta superioridad.

    • Rosique incurre en cierta grandilocuencia y énfasis en la representación dramática y tampoco ahorra cierto ingredientes grotescos, con tal de que la comunicación sea efectiva, incisiva y total, confirmando así un dibujo recio y bronco que copa toda la mirada.

    • Y además, las ondas y rizos blancos, rojos y verdes que se superponen a las imágenes marcan el contraste de un devenir que se gesta en el itinerario del fracaso.

    • Esta noche soy yo el que se hace una autocrítica ante El Malecón. Sin embargo, la hago en silencio, pues no se expresa más que el pensamiento y éste es mudo. Mi amigo Humberto me estaba tratando de escuchar pero me dice que únicamente oyó el restregar de un pincel sobre un lienzo.







3 comentarios:

  1. Tampoco se que decir, cuando las palabras ocupan el espacio del pensamiento, cuando éstas se apoderan de la sensatez del qué decir, resulta difícil, sino imposible responder. Gracias Goyo por darle palabras a mis lienzos
    Roberto Rosique

    ResponderEliminar
  2. A veces (o siempre) se necesitan palabras duras para refrescarnos la memoria, a veces ni eso, solamente palabras para decirle a la realidad que aquí estamos; las imágenes en ocasiones asumen ese papel, Entre la necesidad y el escarnio, eso pretende.
    Lo cotidiano se vuelve perverso porque de tanto estar, nos deja de importar.
    Así es Goyo, este insolente MURO que irremediablemente a diario vemos, palpamos y olemos, es invisible, porque todo lo que en él ocurre nos vale madres y no es que nos importe lo que pase al otro lado o lo que piense el gringo de nosotros o el Tratado de Libre Comercio o los acuerdos entre los gobiernos; es el olvido o la indiferencia por todo lo que ahí (en el muro) sucede: la desvergüenza por el maltrato, la humillación y la violencia contra nuestra gente (la humilde, la más jodida, la que no tiene más que dignidad) que no le queda otra opción, o vivir en el olvido y morir de inanición o buscar comida fuera de casa porque nuestros gobiernos incompetentes y corruptos les importa sus vidas un comino. Eso es lo que encabrona, no es el MURO, es nuestra apatía y la inconcebible tolerancia de gobiernos medievales arribistas y culeros.
    Gracias Goyo -amigo mío- por tus palabras, sostienen las pinturas, señalan otros senderos y eso es lo que importa.

    ResponderEliminar

PAUL CADDEN (1964) / NO SIN EPITAFIOS