30 de diciembre de 2009

ALEXIS AMADOR (1978) / FICCIONES

  • Referencias entrecruzadas desembocan en errores de identidad inexplicables. Un azar que nos deja un títere pero con dos cabezas. En mi post "Pateras" atribuí la obra que allí se exponía a un Alexis que creí conocer pero que no era. Ahora sí estoy seguro. Quede, pues, esta observación y aclaración a modo de inventario. El artista ya me ha perdonado pero yo no he tenido esa conmiseración conmigo mismo. Y apunto más alto y en el centro al señalar que la estatuaria creada por él y que nos invita a considerar es un juego entre la ficción y la vida.
    • El impacto visual no oculta su propia filosofía plástica al plantear una ocupación del espacio por unos iconos cuya reverberación desata imágenes del destino impredecibles y que tienen al azar como uno de los elementos de ese juego que nos alimenta de asombro y miedo. La ejecución mediante el empleo de diferentes materiales se amolda perfectamente a los propósitos de ese plan.

      • Son ficciones que hacen de la alegoría un encuentro vivo con la sardónica angustia, ese regusto final, que se desprende de ellas, que delatan sombras y huellas innombrables en nuestra mirada, que se quedan un instante fijas y ya no quieren irse, que pueden formar parte de rumbos no trazados que confían en que vayamos a través de ellos. ¿Qué es lo que nos esperaría entonces? Quizá este versátil e imaginativo artista ya lo está perfilando en su próxima producción.

    • Amigo Humberto, acaba el año y no hemos pasado de ser sombras. Este Malecón no quiere iluminar a nadie más que a él mismo, y encima somos nosotros los que con nuestras velas le proporcionamos la luz pues él es incapaz de mantenerlas encendidas. La fatalidad está ordenada y decretada y la sequía perenne calará en nuestros cuerpos. Que sea lo que haya de ser.





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