15 de marzo de 2010

PETR LUKYANENKO (1950) / PINTURAS QUE DESEAN

  • Te sobreviene de repente el deseo de ver pinturas que no están en tu propio horizonte y entonces te encuentras con la obra acrónica del bielorruso LUKYANENKO.

  • Es una labor honesta que ha medido sus posibilidades y limitaciones, que lo que desea lo halla en tanto en cuanto no vaya más allá de su saber hacer, por lo tanto, sin pretensiones de roturar con un sentido cromático que se escape de su cometido.


  • Tal plástica no tiene una razón para situarse fuera de esa perspectiva que ella misma genera y que duda en ampliar temáticamente o reconducir en fórmulas que le inspiren más inseguridad.

  • Desde luego, hay visiones privativas y enfoques agregados, pero en conjunto aportan modestia y brillantez en algunos trabajos que combaten por registrar una condición inconfundible que determine la línea de acción para el futuro.

  • El destino hay que labrarlo siempre y este artista lo persigue en una muestra afortunada unas veces y anodina en otras, mas no permitiéndose rendiciones inadmisibles.

  • El Malecón, enjaezado de sable y puñal, un revólver, dos bombas de mano atadas al cinto, tres cartucheras y cuatro cintas de ametralladoras cruzadas, se acerca a nuestra esquina del muro y nos dice a mi amigo Humberto y a mí: la muerte no existe. Lo que existe es la idea de la muerte. Y se fue. Ya no quisimos seguir con los tragos de ron.


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