9 de diciembre de 2010

FERNANDO SAÉZ (1921) / RADIOGRAFIAR AL ESPECTRO



  • La autocrítica frecuentemente ha de imponerte sanciones cuando tu incapacidad te conduce a una fraseología hueca que distorsiona la integridad expresiva de la obra.
  • Y, sin embargo, con el cántabro SAÉZ no puede ocurrir esto mismo por la razón de que el valor absoluto de la forma y del color, que diría Hans Purrmann, nos hace percibir la tensión que se palpa en esa intensa y degradada coloración figurativa y abstracta, cuyos tintes están íntima y simultáneamente soldados a un proyecto de rescate y sombras.

    • Las texturas y tramas están como cinceladas, tal que signos de refugios que sirven como sucesores estéticos de las sensibilidades e iconografías de otras épocas, y que ahora devienen retratos de tiempos de hoy, que son de amargura y depresión, y que en sus magmas viscerales conservan desventuras de misceláneas desenfrenadas.


      • De no contemplarlas con mesura, lo táctil nos desborda; si persistimos, el agobio deja paso a una interiorización pictórica que abunda en elementos determinadores de la iluminación tangible de un quehacer que no oculta su acción.



        • Por tanto, descubre en la esencia del desgarro, en la de la ruptura de la imagen, la firma de un dramatismo nunca aplacado, pues de eso se ha tratado, de no restar desventura al espíritu de una concreción plástica de profunda expresividad.





1 comentario:

  1. Veo gestualidad, materia y pinceladas rotundas que delimitan un fondo expresivo, haciendo surgir formas rotundas y veo una aportación interesantísima por dar a conocer a estos maestros del siglo XXI. Saludos.

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