14 de febrero de 2011

JOAN MITCHELL (1925-1992) / DERROTEROS MARCADOS DE UNA VIDA

  • No podíamos dejar a la norteamericana MITCHELL sin un confesionario abierto, sería una crueldad idéntica a la que se infligía a la hora de esa acción física que penetra hasta el último poro del lienzo.
    • Las fuerzas emocionales se desatan en esta muestra de expresionismo abstracto, tanto como se ponen de manifiesto los resortes de un caos penitente, aderezado de tensiones internas que arrasan cuando no tienen candados.

      • Lo abstracto es múltiple, reproduce, fajándose lo que sea necesario, infinitas dimensiones, equivalentes a infinitos egos, estén o no superpuestos. También origina genealogías cromáticas, no con ánimo de descendencia sino como muros en los que se apuntan el debe y el haber de las lamentaciones.


        • Pero tan cuantiosos recorridos se perderían si el proceso en sí mismo no fuese una matriz que estableciese la configuración nuclear del ser, el vacío y la duda. En cada trazo de adivina esta trilogía englobadora de tiempos, historias y espacios, pues emana de ella, de su expresión pictórica, una realidad que informa e invita al espectador, que vacila entre la sospecha y la indefinición.

          • Troncos, raíces y ramas bastan a la naturaleza para construir un caballo. Caballo-vegetal que sólo espera abrevar en el hombre para vivir (Alberto Vigil-Escalera).





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