7 de junio de 2011

AGOSTINO BONALUMI (1935) / EL QUE NO QUIERA VER QUE SE QUEDE CIEGO


  • Es un hecho que las prácticas artísticas y culturales están hoy estrechamente ligadas al desarrollo tecnológico, al de los medios de comunicación y de información.


    • Pero Marc Fumaroli lo plantea desde otra convicción: "en su lugar han aparecido y proliferado un arte contemporáneo y unas artes plásticas totalmente serviles a la imagen tecnológica, a la publicidad y al comercio de lujo".



      • Entonces, la obra del italiano BONALUMI, la que enmarcan dentro de este contexto como una experiencia táctil y de abstracción sensorial, me remite a Pascal con aquello de que "me aterra el silencio eterno de los espacios infinitos".



        • Silencios monocromáticos de unas superficies cinceladas que contienen un sino, que es el de exhibir la condición de su manifestación como un retablo ausente al que únicamente le queda la piel.



        • No obstante, la lujuria está presente, la austeridad de la opulencia también, y si se colocasen estas obras en un altar de ceremonias tendría lugar la fastuosidad de un reencuentro con la visualización soltera y harta de tanto acontecimiento narrado.



        • Se acabó el relato, solamente hay tiempo para que un plano no nos deje más que una historia palpable de sí mismo.



        • El azul que está en el aire, con cruz de relámpagos,

        • chispa en los seres y animal en la supervivencia

        • mañana, otra persecución a lo inanimado del dibujo real

        • que lo sustenta.

        • Así pasan sopletes en tornados de vida,

        • martillos pilones en heridas abiertas,

        • me canso que me toque la enfermedad,

        • es la vida.

        • (José Álvarez Vélez).






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