18 de julio de 2011

GIANCARLO ALEJANDRO LEON WALLER (1979) /LA ANGUSTIA ES UN SERVICIO PÚBLICO




  • Que el hombre se dirija a la realidad para tratar de encontrar todo no es extraño. Pero es el artista quien no desatiende a los signos emanados de las propias entrañas para ir con ellas hacia el corazón de la misma. Esa es la razón de que Balthus dijese que pintar es llegar a la profundidad de las cosas.






    • El peruano GIANCARLO LEON WALLER se ha aventurado, irreprimible su ansia plástica, en ese rastreo en el que ha intuido lo que las imágenes, desde su santificación estética, han perseguido en aras de lo que es una continuación sin verso, como es la ruptura de convenciones canónicas sobre la belleza, el ideal, el clasicismo. Había que pugnar por corporeizar el reverso, la inversión de términos, tal como hicieron las vanguardias; por lo tanto, el dar forma y fisonomía a la angustia tiene sus antecedentes, no hay razón para dudarlo, pero también sus consecuentes, y su obra es uno de ellos.








      • Estas visiones apocalípticas pertenecen a tal fruto sin árbol, y si no nos cogen ya con el pie cambiado, sus terribles efectos dejan la huella de lo que sensorialmente hayamos tenido la voluntad de captar. En este caso, la desolación es una descarga plagada de luz viva y cruel, carente de caricias, y, en cambio, ahíta de unos empastes de cocina sangrienta manejada por turbas de íncubos y súcubos, criaturas, en definitiva, útiles para espesar pactos con la mirada y acondicionar entornos con desacuerdo.








        • El marco donde se sitúa la muestra permite a los espectadores no hundirse en una paráfrasis claustrofóbica porque en esas columnas clásicas encontrará reposo, apoyo y reflexión para resistir y hasta vengarse de lo turbio que implora ser más visto con el fin de atraer y fecundar. La cobra ha vuelto a picar.









          • Hoy abrí la ventana que mira al mar y al viento.



          • Y me pareció que había abierto



          • la trampa que estaba aquí en el suelo



          • para los días de las conspiraciones y del miedo.



          • (León Felipe).














1 comentario:

  1. Realmente son obras espantosas. Y no me refiero que seas fea, que bueno, tampoco son bonitas para mi gusto. Supongo que el autor de las obras quiso reflejar, la no cordura de algunos hombres.
    Tal vez le pilló a GIANCARLO ALEJANDRO LEON WALLER en una época poco relajada, y sí muy agitada en su mente. Tal vez trabajara con personas muy angustiadas y le transmitieran toda esta monstruosidad, que él con dibujos y pinturas plasmó.
    La sangre se manifiesta las obras con el color rojo vivo. La angustia se mezcla con la locura, con la burla y la mezcla de seres no racionales.
    Saludos

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