27 de octubre de 2011

YOAN CAPOTE (1977) / NO HAY PROPÓSITOS DE ENMIENDA

  •  Poliakoff insistía en que hay que otorgar al espectador el derecho de ejercer su imaginación, en lugar de obligarle a una interpretación demasiado precisa.
  •  Dicho y hecho en lo que concierne al cubano CAPOTE y su obra, además de tener derecho a expresarse a sí mismo sin considerar la historia, la cultura, el estilo y la tendencia, como si todo empezase con su obra (Estienne).
  •  Por lo tanto, del caos del sentimiento se obtiene imágenes que dan realidad a lo intangible, es decir, una especie de escritura personal sin el apoyo de cualquier forma conocida. Y si lo es, se hace la desconocida, fragmentándose o desdoblándose.  
  •  El núcleo de sus realizaciones dejan un nítido sentido de líneas físicas y mentales, de pensamientos que tienden a recrear un lenguaje a la misma velocidad que los vértigos de estas piezas, elementos de un orbe seriado y laberíntico. Mas la diacronía no remite sólo a acontecimientos, también incluye escuchas y penes cerebrales.   
  • La agilidad visual e intuitiva que nos exige este trabajo se ve compensada por una raíz plástica que lo descubre como la estructura de un gnomo enjaulado en un bosque. Así que, insisto, cuando las formas son reconocibles, el conjunto no lo es; cuando son indicativas, hay que explorar su condición, colocación y definición. No existe una cohesión superficial sino intrínseca, buscada por cada vertiente, ajustada a la nomenclatura constructiva.

  • Confiado en la idea de que al comienzo no sabe lo que va a hacer, pero sí que lo que va haciendo le enseña lo que busca (Soulages), el hallazgo deviene afortunado y cuadra con el momento y su historia, con lo que esa especie de mazos en las murallas asomados al Caribe reciben la llamada del viento.  

  • ¿Y si ya no quedara entre nosotros
  • Más que civil abismo?
  • Abismo, sí, tal vez, de sol viviente.
  • (Jorge Guillén).

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