9 de noviembre de 2011

JOSÉ LUIS FARIÑAS (1972) / DESPUÉS DE CERRAR LOS OJOS

  •  ¿Qué hacer con tantas imágenes en las que se cuelan, jubilosas, la intriga, la desolación, el abismo y el horror? Hay mundos que cuando se abren no hay fuerzas posibles que puedan volver a cerrarlos. Ni imposibles.    
  •  Al artista cubano FARIÑAS, también poeta, lo milenario le sirve de mesa y frontón, y para ir apurando, en esa fluidez exquisita, una evocación visual de lo apocalíptico, lo que cuando estamos con la vena desolada creemos que rodea el destino tenebroso de nuestra desdichada naturaleza.    
  •  Siendo una obra que se propone que la mirada vea, contemple y se convenza; siendo una realidad que no necesita más incertidumbre; y siendo una conflagración entre vida y ultratumba, la cual se produce, ya solamente cabe un adiós a la espera y a la sangrienta negación. 
  •  Entre una imaginación plástica desbordante y una ejecución vigorosa, que no admite una imperfección que no esté besada por la perfección, la aventura se encamina por unos derroteros que no parecen tener fin u otro fin. Menos mal que hay hecatombes que de tan mágicamente levantadas son visiones que nos ayudan a sentir, comprender y suspirar.
  •  Aunque sea un ilustrador además, su sabiduría en todo lo que toca radica en el hecho de reencontrar las fuentes de un simbolismo que creíamos perdido, de una representación que la memoria había enterrado porque eran fronteras no susceptibles de violar. Él nos revela que no es cierto, que el inframundo está ahí y quiere estar presente, más vivo y real que nunca, pleno de hermosas alucinaciones a la hora de un viaje con un espíritu adúltero y en alianza con lo oscuro y su cielo.  Y para mayor gracia, reparte invitaciones gratuitas de visita.
  • Si las puertas de la percepción se depurasen,
  • todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito.
  • Pero el hombre se ha encerrado en su mísmo hasta ver
  • todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna.
  • (William Blake). 

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