10 de enero de 2012

RUBÉN ALPÍZAR (1965) / REGOCIJOS

  •  Todos están asomados y el frío no se queja ni mete una denuncia en el ayuntamiento. Y si lo hiciese destruiría la simbiosis dinámica y ya no habría creación. El observador, ante esta obra, se relaja pero el artista se tensa y estimula.
  •  Si hay algo que al territorio del cubano ALPÍZAR no le falta es un catálogo imaginativo, que discurre entre lo burlesco, la vida insólita y real, el sueño, la fantasía, las referencias clásicas y las raíces vigentes de una existencia en el trópico.
  •  La pintura es una ventana en la que aparecen y desaparecen, se muestran y relacionan, exhiben sus alusiones y dotes, maquinan lo que es imposible urdir, se mueven entre y delante de espacios abiertos o cerrados, nos hablan e inquieren.
  •  Es todo un universo que sin ese color que lo forma no lo veríamos, pasaría desapercibido, y, sin embargo, al impregnarlo adquiere su total autonomía y esplendor, aunque esté pautado por el recato de una cadencia o un bolero.
  • Diviso un macho cabrío y una mano negra. Como todavía no amanece llegan a tiempo, son el "Pesadiellu" y la "Monona". Salgo pitando del Malecón, no es hora de andar a la búsqueda de las de ébano.

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