2 de abril de 2012

EDWARD BURTYNSKY (1955) / MÁS QUE DUDAS

  •  La fotografía se mira en la pintura, se delata en ella, absorbe el poder que tiene esta última para transfigurar,  para hacer plástica la realidad sea la que sea. Succiona hasta quedarse ciega y ve.   
  •  Este es el caso del fotógrafo canadiense BURTYNSKY, que con su obra recrea espacios, reinventa superficies, configura paisajes de naturalezas inciertas y de savias tan sombrías como vivificadoras. Es una reavivación que no necesita puntos de referencia, los lleva en sí misma después de haber pactado luz en la piel, carcoma en los huesos, sangre en los surcos.  
  • A sus pies iremos a buscar el pan que se nos niega, pasando a través de los sonidos y los colores que se adormecen y que saben mucho de muerte y de tiempo de olvido. El blancor ya no ciñe, se extingue; las pisadas, lentas, no son redentoras; y las voces, aunque sean llamadas, corren aisladas por la tierra. Podemos mirar lo que está invadido y es ceniza, no volverá a renacer pese a que crezca amarrado a los amigos del cielo.    

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