3 de abril de 2012

NUNO RAMOS (1960) / ¿CÚALES SON MIS PROPÓSITOS?

  •  Si nos remontamos muy atrás en el tiempo, podríamos incurrir en el atrevimiento de tomar como la primera instalación/perfomance de la historia la que llevó a cabo Buda cuando se trasladó a las orillas del Ganges, al lugar donde se quemaban a los muertos. Tomó pedazos de un sudario, los lavó en el río, los tiñó de tierra y los juntó.   
  •  Con el tiempo se usaron hojas de árboles y se mezclaron sus colores de manera que los andrajos, una vez lavados y cosidos uno a otro, tuvieran una tonalidad rota, no viva. Así se probaba que el trapo más gastado puede convertirse en el más besado y sagrado. 
  •  Con la obra del brasileño RAMOS el desconcierto es un inicio de sorpresa si no fuese porque los valores estéticos priman en orden a la consecución de unos efectos, que son como pistas que va dejando sobre cada escenario para juntarlas en una síntesis de mezclas, de híbridos, de hallazgos visuales escondidos en la materia. 
  •  Utiliza procedimientos, materiales y desechos que no son nuevos, pero lo hace desde una óptica propia que al mismo tiempo, y siempre ocurre en estos casos, es una concepción del arte como un espacio de vindicación y expurgación de las zonas preteridas o estigmatizadas de la vida. 
  • Estos demonios, "Los Ingalius", aparecen en El Malecón cuando menos se les espera. Felipe, Humberto y yo comentamos la manía de éste de invitar a todo tipo de seres estrambóticos, estrafalarios, malignos y perversos. Pero lo peor de todo es que siempre nos toca a nosotros poner el ron, con lo que la mayoría de las veces nos quedamos sin él. Una gran paradoja si tenemos en cuenta que es a eso a lo que venimos a esta escollera, a tomar unas copas de este canonizado licor.     

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