28 de mayo de 2012

PETER BÖMMELS (1951) / SE ME ESCAPÓ LA MEADA

  •  De vez en cuando omitimos que la mirada sobre una imagen es trazar sobre ella los rescoldos más imprevisibles de nuestra percepción. Por eso hemos de volver a conjugar la visión con el medio, a liberarla de sus anclajes o proyectarla sobre los reclamos visuales.   
  •  El alemán BÖMMELS nos servirá de ayuda gracias a sus delirios irónicos, fantásticos y sofisticados. Y también, en su pintura, verificaremos que cobra piezas cazando hábitos y desnudos del alma al ritmo de amaneceres y ocasos.  
  • No hay nada más manifiesto, y así se ha dicho, que el pigmento, recurso mineral que modela la materia sobre el lienzo; es el vehículo de la luz, del color y del brillo. Pues en este caso, sea o no neoexpresionismo, es el mismo que, entre vibración y duermevela, hace visible lo inaudito, que no lo es tanto si atendemos a las fuentes fidedignas de nuestros despertares  en estos tiempos de angustia y resignación.   
  •  Obra, por tanto, que cala y pesca lo genuino según los gestos de la contemplación, que no oculta su admiración por estos desasosiegos.
  • Los abalorios que nos han regalado
  • han fortalecido nuestra propia miseria,
  • pero como nos sabemos desnudos
  • el ser se posará en nuestros pasos cruzados.
(José Lezama Lima). 

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