6 de octubre de 2012

LUCIANO SUÁREZ (1976) / SE HACEN INALCANZABLES

  •  Las efigies, que un día serán las nuestras, colocadas en retablos pobres y desnudos ya no han de regirse más que por vículos totémicos, ancestrales. En ellas hemos depositado nuestra protección y guía, nuestro fondo de desamparo que nos hace descender atravesando desiertos en busca del agua y del verso.  
  •  Por eso viene el argentino SUÁREZ, ya afincado en España, y nos muestra el germen de lo que consideramos, sin reconocernos, otros yos, extraños, mudos pero que hablan con señales, guiños, miradas y huellas talladas en los mil colores impuros de la sangre.  Sean santos o malditos desencadenan pensamientos primigenios después de fantasear entre vivos y muertos.      
  •  No hay aparente dolor porque son seres que no necesitan trascenderlo, para eso hay otros altares y paredes, mas si resignación de sí mismos, de su fealdad posterior al tránsito y anterior a la gloria inalcanzable. Se muestran de cara a su salvación plástica, no hay otro temor que el perderla y desaparecer para siempre. 

  • También se percibe, y el artista lo provoca a propósito, su cansancio, su estar para huir de una vez y no volver aunque sin dejar de desaparecer. No hay otra dimensión, nos dicen, más que esa, y además no le hace falta una plano de instrucciones. La verán nada más abrir los ojos.
 
 
 
  • Mezclar proverbios, manzanas,
  • una pelea de sombras
  • entre libros y mañanas,
  • el café y las campanas,
  • las tardes que tú las nombras
  • en el libro de los Muertos.
(José Lezama Lima).

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