26 de diciembre de 2012

ALEJANDRO CAMPINS FLEITA (1981) / TIRO DE ESAS CUERDAS PARA PINTAR


  •  La pintura en el caribe es parlanchina y describe sus propios silencios con el color más pagano. Si hay que empastar, se empasta, si las texturas han de cerciorarse de un desaguisado, que lo hagan, después salen más renovadas, con más frescura.  


  •  Lo importante es que el espectador vaya en paralelo, se enjuague y se compenetre con ese ilusorio que le cubrirá de sensaciones que cortejan al repudio y pensamientos que cohabitan lo salvaje. La imaginería plástica salta de rama en rama, carga las tintas y desparrama las materias pigmentos y fluidos hasta disecar las piezas.  


  •  La obra de este joven cubano, CAMPINS, es otro repertorio de la alegoría que cada artista isleño tienen en su sangre, que registra y registra hasta hallar esa luz total que se regenera aunque la muerte de ese cisne sea el mito fúnebre que la haya engendrado. Ahora será el último, mañana tendrá que ser otro.


  • Diseminados, lejos los unos de los otros,
  • sin cartas, sin posibles citas junto a los libros,
  • sin mesas para estar en torno, sin palabras,
  • sin mujer de que hablar, sin vasos y sin vino...

(José María Souviron)

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