12 de diciembre de 2012

GIANFRANCO BARUCHELLO (1924) / MIS RECUERDOS DISECADOS

  •  Estos cajones y sus contenidos son los símbolos de todo lo que una vida anda buscando, preguntando, experimentando o ya ha perdido. O simplemente objetos, signos, grafías con los que enlazar metonimias que estaban a la espera.
  •  De cara a las intenciones del autor, el italiano BARUCHELLO, son pizarras que además de estar ideadas como un marco plástico determinado y táctil, desarrollan vivencias formuladas con la más amplia concepción de un lenguaje de lectura dispersa, minimizada para que el espacio aglutine más mensajes.    
  •  Son puzzles que no necesitan encajar las piezas, son así a propósito para la que la mirada  gesticule entre unas y otras y no adivine sin más lo lúdico o incluso trágico en cada una de ellas, en esos rompecabezas que son una verdad que fabrica ficciones. Sin duda alguna, el delirio también hace descansos reposando en la minuciosidad de lo que escoge y según el contexto en que lo utiliza.     
  • Pulseras, jacintos de torso acribillado,
  • de torsos embistiendo las estatuas
  • y de toros nadando por las fuentes
  • y por el halago del aire.
  • ¡Pero mira qué aire!

(José Lezama Lima).

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