12 de enero de 2013

LINE GULSETT (1981) / EL TIEMPO DE LA MUERTE VIENE CON EL MOVIMIENTO


  •  Si las pinturas son estáticas, la noruega GULSETT se la ha ingeniado para que el movimiento se adhiera a la superficie y a la mirada del espectador. Si la imagen permanece intacta una vez colgada, dentro del marco se altera y moviliza para cumplir un destino que corre a la misma velocidad que el tiempo del observador.  


  •  Es una realidad que intranquiliza no sólo por el hecho de su dinamismo sino por lo que ese proceso va gestando, hasta reconocer que lo que pulgada a pulgada va deslizando, pululando, transitando crea unas fuerzas fantasmagóricas poderosas e incluso aterradoras.


  •  Las sombras son el clima que acompaña estas soledades como fuente de su movilidad, se ven como agentes de un hado cuyo misterio no es tal, pues no es lo resucitado sino lo muerto o lo que ya tiene confirmado ese color en el tiempo que le queda.  


  • Porque sucede que la tierra es un destartalado cementerio 
  • donde almacena el hombre sus muertos inservibles;
  • porque los muertos válidos, los elocuentes muertos,
  • se hacen junto a las tapias o en las hondas cunetas solitarias.

(Victoriano Cremer).

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