26 de enero de 2013

RICHARD T. SCOTT (1980) / LA PINTURA ES MI PROFANACIÓN


  1. En la pintura siempre un culto a la profanación gozosa, pero que no está tanto en ella como en la mirada del que queda preguntándose si ese es el destino correcto. El significante ya es sí mismo una irreverencia, magnífica eso sí, lo cual no es obstáculo para que el significado sea el que penetre y dé cuerpo al sentimiento y reflexión del espectador.  


  •  SCOTT es un americano que celebra esa profanación a base de una memoria pictórica y estética que siempre ha existido, una referencia que no ha cesado y una consagración de un hacer plástico que es presente, pasado y futuro.   


  • Es irreverente porque él mismo y su obra son todo lo que no vemos hoy, todo lo que habíamos olvidado, todo el sentido de una significación que es discurso, texto, imagen y culminación máxima -simbolismos, sueños, mitos- de lo que materia cromática es capaz de seguir sintiendo y creando, estimulando y creciendo, evolucionando y mutando, mas sin perder un ápice de su auténtica identidad y vida.    


  • Y si has de llorar vertiendo las cenizas de tu sangre
  • sobre las cenizas del empeño maltrecho y remoto,
  • busca la soledad y ríndete en silencio.

(Gabriel Celaya).

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