31 de octubre de 2013

MILTON BERNAL (1960) / A MÍ PARA PINTAR ME HACE FALTA EL TABACO


  •  Son los rostros de las arrugas del tabaco o es el tabaco de rostros arrugados. La pintura está impregnada de sus hojas y hebras para que el retrato sea fiel a sí mismo, a sus años de trabajo en las plantaciones, a sus edades todavía sin prescribir, a sus vivencias de silencio, ron y cigarro.


  •  En tales menesteres el cubano BERNAL es único y sus obras inolvidables, porque se convierten en hermosas bellezas táctiles, en pensamientos de toda una vida condensados en esas rugosidades, en esos habanos humeantes que son fieles interlocutores de esas miradas que ya están fraguando para dentro. 


  •  Para tales protagonistas, de esta forma reflejados, con tal sobriedad, no habría otra dimensión más que la de verse así hasta el final y si es posible después incluso del final. Es su arma, su beso, su amante, su compañero, su guía, su ideólogo, su salvación, su sueño, su mesías y su poesía. El artista así lo supo ver y representar porque él mismo es uno de ellos.    

Filóstrato, si muero ¿beberás de mis venas?
No desprecies el vino que el dolor enriquece
y al que la noble muerte da el sello más preciado.
(Leopoldo María Panero)

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