15 de noviembre de 2013

CARLOS ALFONZO (1950-1991) / HE DE DEJAROS


  •  Ese fulgor de la selva tropical que late y esconde, que se enmascara hasta adquirir plásticamente naturaleza propia, que al mismo tiempo que se defiende grita su esplendor, su laberinto, su ensortijamiento. Los colores son su armonía y los vericuetos por lo que respira y ama. 


  •  Al cubano ALFONZO se le han cruzado las geometrías tan inherentes a su condición de materia genuina y las ha configurado como fuentes de una herencia caribeña de lo telúrico. De ahí han surgido distintas interpretaciones del origen y de la tierra cubana, de su forma de entenderla y representarla.    


  •  Pero hay más, pues está esa raíz que no cesa de alumbrar signos y presencias, que se estructura como la magia morfológica de una isla que ha emergido de un mar atigrado y se ha espesado entre la caña, el misterio y el tabaco; que también se ha fertilizado con el sincretismo y el hambre de emoción, no de silencio.  

Pues cada ser humano puede ser en potencia un psiquiatra, con sólo prestarnos la ayuda de su espejo (Leopoldo María Panero).

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