21 de noviembre de 2013

GUSTAVO DÍAZ SOSA (1983) / HUÉRFANOS DE BABEL


  •  Por este blog ya ha pasado el cubano DÍAZ SOSA porque es un artista que como decía Paul Valéry, nos vuelve apasionadamente curiosos de su íntimo y verdadero pensamiento. En esta  ocasión lo traigo a colación como reconocimiento a su nueva exposición en la galería BAT Alberto Cornejo en Madrid. Y es que su creación plástica es por sí misma una respuesta intransferible y única desde el punto de vista de la representación, y una conjura desde la perspectiva de la condición humana.      


  •  Los espectadores, sin darse cuenta y elevados desde su atalaya, parecen que son los que tiran del hilo del poder sobre esos hombrecillos sin percibir que son su reflejo, que son sus vicisitudes de siervos y oprimidos en esta sociedad turbia, de negros y densos nubarrones . Los espacios en los que se encuentran, están cruelmente y al mismo tiempo irrisoriamente reducidos a una naturaleza carcelaria, eclesial, inquisitorial (vemos los reos de autocrítica incluso), en el que se esparcen esos cuerpecillos negros, devorados por su propia impotencia y carencia de comprensión. Están condenados a ser antítesis, las tesis se las han quedado los de siempre.       


  •  Desde luego, la configuración, con esa paredes descacarilladas y tenebrosas, no puede alcanzar una mayor equivalencia entre el acto y la materia, entre el prodigio desbordado y esparcido y el sentido. Y termino con unas nuevas palabras de Valéry en lo de que el hombre que se mide a sí mismo y se rehace según sus claridades me parece una obra superior que me conmueve más que ninguna otra.    

Dime ahora, payo al que llaman España
si ha valido la pena destruirme
bañando con tu inmundo esperma mi figura
(Leopoldo María Panero)

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