22 de enero de 2014

FRANCISCO ZÚÑIGA (1912-1998) / NO FLORECIERON


  •  Me adhiero plenamente a lo que ha dicho María Zambrano respecto a que una obra de  arte es tanto más verdadera cuanto más revela del secreto apenas desflorado de la condición humana. La pintura roba a la vida su palpitación y a la muerte en su permanencia, su acabamiento, y algo más indecible.    


  •  Cierto es, tan cierto como que en la obra del costarricense ZÚÑIGA ha quedado plasmada la verdad de un cosmos, pequeño pero universal, y más allá de eso también ha quedado materializada la infinitud del sufrimiento, extasiado no, pero sí ya en un silencio que ha dejado en el olvido la desesperación. 


  •  No hay necesidad de verborreas, lenguajes, artilugios, sofismas, tesis, se habrá dicho el autor, solamente que sepa extraer ese fondo de naturaleza humana que siempre está presente y nunca queremos ver, porque nadie se confiesa culpable de la crueldad aquí reflejada y cuyas víctimas están tan absortas y hartas de no entender nada. El arte consiste en dar a ver esa sabiduría y dejarnos convivir con ella.  

Dicen que la selva tiene
color de sangre y rencor.
Pero mi amor aún no viene
a bailar conmigo el rock.
(José-Miguel Ullán) 

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