28 de abril de 2014

JUAN LUIS JARDÍ BARAJA (1961) / LA PINTURA ES LA CULMINACIÓN DE MI ESENCIA


  •  La pintura sigue siendo un oficio y una representación que no cesa porque sus motivos son enteramente contemporáneos y a partir de ellos puede introducirse y articularse en sendas de desdoblamiento o fantasmales o demoníacas, o imprevisibles.


  •  En la obra del barcelonés JARDÍ encontramos una configuración sutil y americanizada de lo que una figuración parece ser ser y no es, que juega con nuestra percepción y también con lo que creemos que somos y reflejamos. Hay un territorio urbano y una construcción plástica sólida, pero lo visible no es lo evidente. Lo visivo se enreda dentro de una secuencia de un momento, de una rememoración, de una supuesta falsificación de situaciones que no son.   


  •  Lo que es manifiesto deja de serlo, vamos entendiendo el efecto de la transparencia, de su finalidad concreta, de esa niebla y ese cielo que no quiere cubrir lo que está sucediendo, incluso lo querría invertir para que el entorno tomase otra emoción y un nuevo sentimiento. 

Para no sucumbir
ante la tentación 
del precipicio
el mejor tratamiento
es el fornicio
(Mario Benedetti)

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