21 de julio de 2014

BRUNO PERRAMANT (1962) / NUNCA FUI CAPAZ DE OLVIDAR LO MALDITO


  •  Para el francés PERRAMANT la identidad humana está secuestrada, hundida, asediada. Ya la simbología del horror no es suficiente, hay que dar un paso más allá, ser más escénicos y fantasmagóricos. 


  •  Parece como si la capacidad de la pintura para ser una emulsión interminable de imaginarios, de luces y sombras, de pensamientos visuales, de nuevos colores, se estuviese agotando, porque más allá es como si no hubiese más preguntas. 


  •  Y no es cierto debido a que todavía quedan respuestas, muchas respuestas, sin necesidad de caer en lo que afirmaba Braudillard, respecto a que, en muchos casos, la pintura se reniega, se parodia, se vomita a sí misma. Gestión de desechos, inmortalización de desechos.


  •  Esta obra apunta a un más allá del que difícilmente se vuelve. Sin incurrir en rasgos tremendistas, en opciones plásticas llamativas, en hemorragias imparables, configura una realidad enraizada entre la locura y una aparente cordura. Entre ambas cabe esta destilación de una sociedad que sigue transformándose sin saber su destino.  

Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:
"La patria es un dolor que aún no tiene bautismo".
Los apisonadores de adoquines
me clavaron sus ojos de ultramar;
y luego devoraron su pan y su cebolla
y en seguida volvieron al ritmo del pisón.
(Leopoldo Marechal)

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