2 de abril de 2015

ADEL ABDESSEMED (1971) / NO ME HE DADO CUENTAS DE QUE SON DESPOJOS


  • En la instalación se dan cita dos claves básica para su contemplación y comprensión: una es la monumentalidad, que es el recurso a propósito para que la visibilidad sea muy superior a la mirada del espectador, que la recibe extasiado. Otros es la teatralidad, con sus connotaciones de efectismo y aparatosidad.   


  •  Cuando estamos ante una obra como la del francés ADEL nos embarga un sudor frío, pues es como si tomáramos parte de algún modo en un mundo que únicamente sabe vomitar despojos en forma de esqueletos, crucificados (yo creo que de este medio ya se está utilizando en demasía, con todo lo dramático que sea), cadáveres en medio del mar en la patera o en la simple orgía de la caza.   

 Claro está que hay una sensibilización cierta, necesaria, que extraída de su ámbito y fraguada en el contexto estético todavía alcanza un mayor valor y significado propios y al mismo tiempo la fecundación de bases y metas que constituyen un esfuerzo de vida, para la que cada época debe ser su nutriente.    
En esta tierra pobre,
sufrida porque sí,
supieron vivir muchos;
otros también morir.
(Carlos Bousoña)

No hay comentarios:

Publicar un comentario