7 de mayo de 2015

ALEJANDRO LUIS GARCÍA CHAPLE (1927) / NO SOY CAPAZ DE ALBERGAR TEMORES


  •  Fuegos y luces voraces -la luz es una de las experiencias humanas más fundamentales y poderosas- que sobre las aguas pausadas incendian los imaginarios de una isla que siempre está buscándose a sí misma y no se encuentra. Pero en el camino sus artistas husmean y sondean entre la vorágine de sus raíces y formas hasta saber persuadirlas. 


  •  Se entienden, tal es el caso del cubano CHAPLE, cuando se produce la plena identificación y definición, aunque la estructura conlleve un orden de complejidad creciente. Sin embargo, ese imaginario ancestral, creyente, animista, toma la dimensión legendaria que trasciende en sus distintos planos. 


  •  Su plástica tiene el don de la ubicuidad y de un significado tan expresivo que nos toma por rehenes, aunque al final damos nuestra aquiesciencia a lo que esté bajo esa configuración, a lo que fuerce la mirada de esos ojos gatunos que nos dejan congelados. Sinos y espacios que juegan entre nosotros y nos evocan según el sentido de nuestra propia existencia.    

Nada hay tan peligroso como ser demasiado moderno. 
De repente uno puede estar pasado de moda.
(Oscar Wilde)

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