23 de febrero de 2017

REBECA PLANA (1976) / LA PINTURA ME DICE LO QUE SOY

  •  Nunca desde el principio tuve la idea y el instinto de que mis trazos habían de ser tímidos. La virginidad blanca del lienzo me incitaba a rememorar toda mi sabiduría y vivencias en el devenir de un hecho pictórico que se expresaba en la intimidad de mí misma.   
  •  Esas marcas y signos son tatuajes de mi sino, de lo que tiene lugar dentro de mí y que se esconde tras esta exuberancia cromática que juega con las distintas fases del sentimiento y de la concentración en una práctica cuyo desenvolvimiento intuitivamente se cruza en mi camino.   
  •  En Art-Madrid´2017 se da cita esta obra -cuya génesis me he permitido inventarme- que puede referenciarse todo lo que se quiera, pero que, sin embargo, contiene esas cotas propias de gesto, enunciado y revelación tan íntimas que la mirada ya forma parte de ella, tan exclusivas que no nos deja mirar hacia otros horizontes.    
  •  Estamos ante lo que Alfred H. Barr entendía como una abstracción emocional, incluso mística, espontánea e irracional. Y Robert Ryman nos alertaba de que el cómo de la pintura ha constituido siempre el cuadro, el resultado pictórico final.
  •  La valenciana PLANA ha explorado su imaginario, ha dado con el verdadero núcleo y saber del mismo, lo ha concebido como ese poema que acompaña toda la vida y lo ha materializado como un sueño. Y seguramente lo seguirá haciendo porque la eternidad necesita de estas vicisitudes plásticas si quiere continuar siendo objeto de fe y de prodigio estético.       
 Sangre que mira lenta con el rabo del ojo,
hecha de espartos exprimidos y néctares subterráneos.
(Federico García Lorca)

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