15 de enero de 2009

GIORGIO MORANDI / VER DE NUEVO


El artista italiano Giorgio Morandi se hizo con otra paleta -no se sabe si fue a un cenobio a por ella-, para construir una obra humilde desde o a partir de un orden cuyas reglas son tan austeras como las anacoretas.


La delicada policromía hace irreal la visión, que prefiere centrarse paradójicamente en la realidad pura y poética de una materia que carece de densidad y se agota en sí misma; todo es una clara configuración que a pesar de su aparente fragilidad tiene una vocación de eternidad.


Se fusiona íntimamente la vivencia con la experiencia, el rigor con la virtud mesurada, el orden con la calidad plástica de la emoción contenida.


En definitiva, se trata de un artista que trabaja con la verdad para que la ilusión sea sentida sin más trascendencia que esa misma verdad.


Mi amigo Humberto llegó al malecón a medianoche, se subió al muro y desde él se posó en el agua y no se hundió. Caminó sobre ella y me dijo: "puedo hacerlo porque ya únicamente me quedan sueños, memoria y abandono". Sí, le dije, pero todavía te falta el olvido.

14 de enero de 2009

ORLANDO BOFFILL HERNANDEZ / UN ENCUENTRO




Me reencuentro con el joven artista cubano Orlando Boffill Hernández, que me asombra por su capacidad para proyectar plásticamente un mundo de claves que deberían estar en fondos ocultos pero que él hace intencionadamente que salgan a la superficie.




Y así se ve que el color es un personaje que obliga a los otros a interrelacionarse en distintas escalas - ¿dentro y fuera o lejanas y cercanas?- en su patetismo inmóvil, interrogativo, inmolando a brazos y manos a que den su vida una vez que la hayan tomado.




Y también se descubre el sortilegio de una pintura plana, terriblemente singular, que está entroncada con la construcción de una obra que forma en conjunto parte de su medio físico, geográfico y social, al que alumbra y versifica como una melodía que desconoce el plazo que tiene para empezar y nunca acabar.




He ido a ver a mi amigo Humberto, que no sale de su refugio taller porque no quiere ni atisbar la luz, una luz densa que únicamente le habla de desencuentros, de desamores, de pérdidas.




En la oscuridad trajina entre lienzos, telas, óleos, tratando de captar el calor de la angustia, la incandescencia del ansia y el olvido del ron. Y el abandono en que le postró un malecón sin labios para besar.

12 de enero de 2009

FRIEDRICH / PREGUNTA


Hay obras como ésta de Caspar David Friedrich que no tienen ni nunca tendrán fecha, que quedarán señaladas siempre en nuestra retina.


Panteísmo pictórico heterodoxo o no -me permito esta licencia-, la proyección plástica de lo telúrico alcanza su dimensión límite, el confín de la magnitud de la naturaleza y la desolación del hombre.


El mínimo cuerpo del capuchino que se enfrenta ante esa inmensidad, en medio de una soledad pavorosa, pregunta, suplica, pero no obtiene ninguna respuesta. Y ésa es la incógnita que sigue siendo la base del futuro estético de nuestro tiempo.


Mi amigo Humberto mantiene airadas conversaciones con el malecón, pues el cúmulo de desdichas que afronta pueden mutilarlo aún más y abandonarlo en el desierto sombrío que el mar antillano reserva para los vencidos. Pero el malecón sólo calla y al final le devuelve al silencio que habla.

11 de enero de 2009

PIRANESI / CÁRCELES


Las cárceles de Giovanni Battista Piranesi, el gran grabador italiano, son presentimiento y ocultación de nuestros propios crímenes inconfesos, son nuestros presidios cerebrales y emocionales.


Y lo peor es que nos hemos acostumbrados a habitarlas, a subir y bajar sus inmensas escaleras, a jugar por sus puentes, pasadizos y torreones, a probar sus artefactos de tortura, a regocijarnos con su atmósfera majestuosa y sombría.


En ellas todos somos criminales que nos vemos agraciados con ese encierro eterno, en que esos pétreos muros son los límites de una conciencia que si quiere evadirse, lo que no ocurre nunca, es para escapar de sí misma.


Pero no hay escapatoria posible, el laberinto penitenciario no puede traspasarse, lo mismo que nuestra condición humana no puede acudir a la luz cuando ésta estuvo apagada siempre.


Mi amigo Humberto y yo nos sentimos derrotados por un malecón cuyo vicio es poseer voluntades parcas para someterlas al espejismo de una abundancia que ya dejó su presente mortal pintado en el muro: coronas de fuego para los que presa de la angustia no quisiesen perder tiempo.

7 de enero de 2009

FÜSSLI / PESADILLA NOCTURNA


Füsli, precursor del romanticismo, nos legó esta pesadilla nocturna para que nuestra fantasía no estuviese meditando en quimeras utópicas, que en la realidad se hacen ilusiones imposibles.


Este artista suizo, en esta obra, nos devuelve el auténtico ensueño que no nos atrevemos a confesar. La fealdad, el horror despiertan ante el sueño de la belleza. Son sus vástagos, que la utilizarán y derrotarán y entonces fraguaran con ello un mundo de mayor iniquidad pero también de gran libertad.


La blancura de la divinidad contra las tinieblas de la posesión, pasión de vida sin límites, en definitiva, pasión por la creación de un ser ambivalente que postule su propio destino entre la monstruosidad y el esplendor.


Mi amigo Humberto me ha vuelto a dejar, se ha enclaustrado en las mazmorras en las que se remiendan cuerpos y se cortan almas. Con un pincel muy fino, cose desgarrones, heridas, llagas, que envueltas en el lienzo, forman una ciudad afligida y un malecón absorto.

JACOB LAWRENCE / COSMOS


El más popular artista afroestadounidense, Jacob Lawrence, ofrece, en esta obra, con una economía expresiva de contenido cromatismo, la evocación de un cosmos que demuestra con esa derrota la pérdida de su lugar en el tiempo, no así en la rememoración histórica.


La plasticidad de la obra es una narradora más incisiva, elocuente y viva que su relato en palabras esquilmadas por la vacuidad de su repetición.


Y por eso nuestra mirada se ha quedado inmóvil y rechaza el sentimentalismo inútil de la impotencia, para fortalecer su visión con la fragilidad de una pintura que no está rota sino sembrada de vida aunque ésta se haya derrumbado en el camino.


Mi amigo Humberto y yo merodeamos alrededor del malecón en busca de perspectivas que nos permitan abordar su inmortalidad pictórica. Mas no encontramos la posición adecuada ni la atalaya apropiada, siempre hay una bruma de cadáveres y difuntos que enturbian la claridad de un anochecer con llantos y redenciones.

6 de enero de 2009

ARCIMBOLDO / EL DUELO


Arcimboldo era un artista lúcido, pesimista, irónico y genial. Y como buen profeta vaticinó a través de su obra que la belleza no tenía don, que era el espíritu tortuoso del hombre el que la devoraba. Nadie lo entendió. Quien iba a creer que la magnificencia era excelsa en su fealdad.


Nuestra metamorfosis es vomitiva, engulle para la muerte, fagocita, destruye, y cuando ya no somos nada nos quedan reflejadas para siempre las imágenes en los cuadros de este artista italiano, tan poco reconocido en su tiempo. Él fue un auténtico creador porque halló lo que otros no pudieron y cuando lo encontró no quisieron mirarlo, sólo lo admiraron los que como él sabían lo que había detrás de esa humanidad tan estúpida y glotona, tan avariciosa y cruel.


El malecón, finalmente, nos ha dejado salir a mi amigo Humberto y a mí después de tantos ruegos y suplicaciones. Nos quedamos pensando ensimismados si no sería una venganza por no haber sabido encontrar el medio de llegar a pintar una vanidad herida por tanto desamor. Es posible que así fuera pero eso ya no tenía remedio. Nunca se amó a sí mismo y ahora era inútil que se quisiese venerar.

5 de enero de 2009

ROBERT MOTHERWELL / SIGO SIN RESPUESTAS


La muerte sigue sin cobrar la pieza. Disfruta acechando, vomitando flujos de confusión y de falsa cordura, atenta al momento que ella cree definitivo, con el fin de obtener la máxima vehemencia y la más negra intensidad.


Pero entretanto, uno se acuerda de lo que dijo Durero, aquello de que "tan firmemente está atrincherada la oscuridad en nuestro espíritu que aun a tientas nuestra búsqueda fracasa".


Y a ese respecto hemos de señalar que Robert Motherwell, el artista estadounidense que tan vinculado estuvo a la España derrotada, no encontró ni rastreó sino que hizo que el espacio estuviese marcado por los signos de un territorio masacrado, por caracteres y atributos que no adquiriesen la expresión justa, la que viene a los labios en el momento de mirar. Al contrario, persiguió que la textura tuviese un emblema repetido, que se hiciese proclama, arenga, derramamiento de una razón que hace de lo visualmente intransferible un mensaje transmisible. A mí me llegó y así lo hago constar.


Mi amigo Humberto y yo, paseando a media noche por donde acostumbrábamos, no nos dimos cuenta que el malecón, traicionero, había instalado alambradas y rejas y nos imposibilitaba toda vía de salida. Sus fauces estaban hambrientas de víctimas, nos gritó. Pero nosotros, desesperados, le chillamos que por mucho que las destruyese , las víctimas continuarán siendo seres humanos para toda la eternidad (Vasili Grossman).

23 de diciembre de 2008

LUCIO FONTANA / HERIDA


Es una herida que nunca cicatriza, que nos acompaña hasta la muerte sin ser ella la causante de la misma.


Lucio Fontana, artista italiano nacido en Argentina, impulsador de un movimiento que se denominó espacialismo, no ocultaba sus intenciones en cuanto a transferir la violencia al lienzo con el fin de que la afrenta infligida constituyese un manifiesto antiestético sin dejar de ser un objeto plástico.


Del corte no fluye sangre ni vísceras, sólo una inaccesible quimera sobre lo que hay detrás o deja de haber. Una ironía en que la mirada rebota hasta hacerse mediadora de la simulación, ya que no hay otra lectura, sería imposible conciliarse con ella.


Yo me despido del malecón y de mi amigo Humberto por unos días. La muerte, tierna en su agobio, vigila de cerca a mí y a los míos, y estamos tratando de escapar aunque sabemos que es inútil. Ya cobró a tanto la pieza por uno de nosotros. Por lo menos le llevo ron para nos haga el tránsito más fácil.

22 de diciembre de 2008

CHAIM SOUTINE / HÁLITO DE MUERTE


La muerte ni siquiera se ha anunciado con el tiempo suficiente, llega y no saluda. Después nos deja contando los que estamos y quedamos.


Por eso, en esta ocasión me regocijo de ello con el artista ruso Chaim Soutine, porque para él, en contra de lo que decía Antero de Quental, todas las fantasías espléndidas de la noche valían más que los miles rayos de luz del día.


Y también cabe aquí lo que decía Aldous Huxley a propósito de Brueghel, "todo buen pintor inventa una nueva manera de pintar".


Soutine nos despertó del sopor, acabó con la rutina, porque el desagradar formaba parte de su destino y hasta Proust aseguraba que el placer que un artista proporciona es darnos a conocer otro universo más. El suyo se transparentaba en el nuestro.


Este gran pintor lo ha hecho desde la soledad y siempre presintiendo la muerte.


Mi amigo Humberto llegó al malecón y me recitó:


Como abrazao a un rencor

yo quiero morir conmigo

sin confesión y sin dios,

crucificao en mis penas,

como abrazao a un rencor.


16 de diciembre de 2008

KURT SCHWITTERS / UNA APUESTA


¿Puede un artista utilizar como medio de expresión lo que le venga en gana? Kurt Schwitters, artista alemán, lo tenía claro, nada podía impedirle que sus collages se construyesen con toda suerte de residuos. Dice Julián Gállego que la poesía vuelve con más afán cuando la echan a puntapiés.


Y consiguió una obra que a través de esos desechos nos habla de la vida, de que ella, a pesar de ser expulsada a la intemperie, se agarra y acopia esos objetos para componer plásticamente lo que pudo haber sido y lo que bellamente pudo haber representado.


Él ha sido el artífice en la formación intuitiva de esos signos, de esas señales que vamos despreciando y dejando. Él ha convertido en arte el desdén y la repulsa. Y también ha perpetuado las señales de una época desventurada e ingrata.


Mi minúscula perra lanuda, Goya, me pide insistentemente que le dé un paseo por el malecón, tiene concertados encuentros impostergables. Según va cayendo la noche en nuestro trayecto, mi amigo Humberto, Goya y yo, constituimos un trío que siente el pavor ante las fuerzas desatadas que pueblan la oscuridad. Goya, desesperada, no halla lo que buscaba, y nosotros, junto con ella, trasegamos las esencia del ron para que se nos olvide el mañana.

15 de diciembre de 2008

URBANO LUGRÍS / CARPE DIEM


La bohemia alcanzó un jubiloso significado cuando el artista gallego Urbano Lugrís hizo de ella un encuentro con los arraigos y las fibras más recónditas del alma gallega.


Pintura que nace del himno a ese mundo en el que se entrecruzan leyendas, mitos, fábulas y tradiciones, su obra le da el hálito que necesitaba merced a esa magia del color que sólo un pintor como él puede crear para que nuestra mirada llegue a donde él quiere que se pierda y errabunda penetre en otro ámbito.


Pintura de amplios espacios de tonos suaves, festivos y melancólicos, de mares que son desiertos de luz, de ritos que se celebran por medio de la poesía de un tiempo que el óleo pigmenta de realidad inalcanzable.


Galicia nunca debe olvidar a Lugrís pues de hacerlo arrasaría una parte de sí misma, quizás una de las más esenciales y vitales.


Mi amigo Humberto no se entiende con el pincel, ni con su mano, se pasa el tiempo mirándolos y tratando de dialogar con ellos, pero no hay manera, no se ponen de acuerdo si pintar en yeso un malecón ebrio y lúbrico o en acrílico un cadáver nostálgico de verdades sin mentiras.

13 de diciembre de 2008

LUIS FEGA NO INDIFERENCIA


Ante la superficie del lienzo, a la hora de emprender la aventura pictórica, no se puede ser indiferente, siempre tiene que haber una intuición en carne viva, que derrocha pulsaciones imprevistas en su forma pero previstas en su contingencia.


Luis Fega, artista asturiano, es de esa raza de pintores que explota el vigor que lleva dentro, que lo traza como ondas expansivas que son producto de un confinamiento interior que necesita luz, explosión total, nubes de color nuevo, virgen.


Ésas son las opciones de un pintor que no tiene sueños, que es un insomne permanente dentro de un cuadrilátero en que la tensión entre el vacío lleno en que quisiera darramarse y las riadas cromáticas conforman cielos flotantes en que el espectador se adivina en cada corriente que avanza o retrocede. No es una bóveda de sacrificios sino dionisiaca y en perpetua celebración.


Al oído, mi amigo Humberto me cuchichea que el malecón al igual que Sambi, el dios congo, elabora la sangre que da vida al hombre y luego le sopla por el oído la inteligencia. Y a nosotros, pobres yakaras, nos ha condenado a la mala sombra. ¿Quién pedirá por nuestras almas cuando no sepamos ver a través de ella?

12 de diciembre de 2008

ALBERT KUBIN / LA FRAGANCIA DE NUESTRO SER

Hilton Kramer admitía que hoy en día, sin una teoría que le acompañe, no puede ver un cuadro. Sin embargo, para contemplar estas dos obras del artista austriaco Albert Kubin no hace falta tesis alguna, ellas son su propia hipótesis y conjetura.


Lo que me fascina no es su heterodoxia respecto al espíritu de la época, su visión grotesca, su búsqueda de lo repulsivo, sino la precisión de una alucinación que conjura plasticidad y parodia con los efectos surgidos en las creencias y en las derrotas de una razón ultrajada.

Inquieta esta propuesta porque son cirios encendidos en unas tinieblas que ya están cansadas de guardar secretos inconfesables. Kubin, con su producción, ha ayudado a aligerar esta lista negra, pero aún queda una larga hilera de imágenes encubiertas ansiosas por salir a la luz.

Mi amigo Humberto está preocupado. Le han alistado en una brigada destinada a recolectar aceituna de mar. Él, en principio, trató de escabullirse alegando que desconocía tal fruto y que por lo tanto le sería muy difícil hacer ese trabajo. Todo fue inútil, tuvo que irse con el grupo. Yo me he quedado esperándolo pero han pasado tanto días y tantos rones que no sé si decirle al malecón que le escriba un buen epitafio para su resurrección.


10 de diciembre de 2008

ANDY WARHOL / NO ENCUENTRO


Cuenta Tom Wolfe que cuando en sus inicios Andy Warhol asistía a una cena de "alta sociedad" o del "gran mundo", se hacía tal lío con la interminable fila de cubertería plateada que se quedaba quieto, sentado, sin probar bocado. En una ocasión, una dama que tenía al lado le preguntó la razón de su falta de hambre, a lo cual él le contestó: Señora, yo sólo me alimento de caramelos. Después ya fue otra cosa, se convirtió en un auténtico experto.


Siempre consideré al pop art un movimiento de personajes, que buscaron lo fácil y lo encontraron, y al final nos dieron gato por liebre. Esa inmersión en la cultura popular y en los medios parece una operación de entronización de lo vulgar y en algunos casos de lo zafio. Pero lo quisieron hacer pasar por el arte de la segunda mitad del siglo XX, al que cogieron desprevenido después de tanto informalismo. Al final, y como era habitual, quedó atrás y todavía dejó huella, una huella demasiado pisada en la que ya no se distingue el origen de la planta o plantas que quisieron inmortalizarla.



Mi amigo Humberto va esparciendo por toda La Habana tarjetas de felicitación en las que están insertadas unas jaculatorias pintadas que protegen contra el mal de la vida. Así se apaciguan, según me dice, las sombras, nos permiten sobrevivir en paz y nos prestan la penumbra para que nunca olvidemos que somos víctimas de nuestra propia y particular tiniebla.

7 de diciembre de 2008

COSME PROENZA / RECREACIÓN


El artista cubano Cosme Proenza es un bicho raro en estos momentos del arte contemporáneo. Y es insólito lo que su pintura nos muestra pues nos está trasladando a otros órdenes, otras panorámicas que creíamos ya extinguidas.


De fastuoso virtuosismo, capta el mundo plástico que quiere recrear con un gran acierto y al mismo tiempo invoca una estética que siempre que estamos ante ella resurge porque nunca ha dejado de estar viva.


Es una llamada a la fantasía y a la historia del arte desde coordenadas que nuestra mirada tiene abiertas porque vuelcan nuestro sentido emocional en lo que forjamos día a día como bello, lo que tiene origen en la forma de ir contemplando y viviendo al mismo tiempo.


Y después está esa sabiduría escénica para que la obra tenga más impacto, y hasta un exotismo que la haga más seductora pues atesora la gracia incorpórea de la magia invicta.


Mi amigo Humberto quiere que lo múltiple coexista con su trabajo de deshollinador del tiempo de la pintura. Yo le digo que eso no es posible viviendo al lado de un malecón que lo ansía todo para sí. Y si nos acercásemos, le advierto, no cejará en ordenarnos que le construyamos un muladar a mayor gloria suya.

5 de diciembre de 2008

DUANE HANSON / NO NOS RECONOCEMOS


Esta escultura de Duane Hanson, al contemplarla en un museo o en una galería, nos parece que no tiene otro propósito que celebrar la fealdad de una humanidad tan próxima a nosotros. Sin embargo, en la calle, en nuestro entorno social y urbano, nos pasa desapercibida pues tenemos una visión clasificada de la realidad en función de nuestros parámetros vivenciales e ideológicos.


Ese encuentro de visiones es el después de este icono, que no ahorra sarcasmo e ironía ante nuestra propio asombro inicial y después una desorientación repleta de interrogantes.


Cada día son otros campos dentro de arte los que van tomando una posición que parte del despojo, del desecho, de la deformación, de la frustración e impotencia, para dejarnos una óptica más amplia de lo que puede ser, de lo que puede palpitar ante nosotros sin que nuestra mirada lo vea. Acerca a nuestros ojos la rutina impertérrita de lo que hacemos, un instinto de vivir sin misterio, el decurso indiscernible del comer, el dormir, trabajar y reproducirse. Estamos, pues, ante un acto de crueldad que se convierte en un fenómeno plástico.


Las olas en el malecón estaban vacías, con hambre de rehenes que devorar, pero mi amigo Humberto yo comprendimos que pronto estarían saciadas. Su llamada siempre enternece a algunos que piensan que ellas todavía están más desamparadas y necesitan el calor de sus vidas.

3 de diciembre de 2008

MAGDALENA ABAKANOVICZ / MULTITUD


Me atengo a Ernst Jünger cuando asegura que la tarea de amueblar idealmente el espacio le incumbe al arte, que crea desde el silencio y desde lo invisible.Y añade una afirmación controvertida: el artista no inventa, muestra.


Esta artista polaca exhibe una multitud sin cabeza. Una disposición escultórica que no marca límites al pensamiento de nuestra mirada, a los interrogantes de nuestros ojos cuando se pasean entre cuerpo y cuerpo.


Nos inquietan las ecuaciones que propone en tal encuadramiento, individuo y masa, silencio o griterío, inteligencia o espíritu y cuerpo, ¡una alegoría de la esclavitud inclusive!


Con arpillera y resina, se construye la uniformidad que no tiene presentimientos pues están depositados en las criaturas que como espectadores recorren esas filas de organismos pendientes de un gesto suyo que nunca tendrá lugar.


Y la homogeneidad decapita porque odia lo heterodoxo, lo diferente, lo que no puede predecirse. No es una advertencia, es una realidad. Por eso nosotros, al contemplarlos, tratamos de infundirles vida.


Hoy Manca Perro, un negro bozalón y cimarrón,ha bajado al malecón a contar una de sus historias. Mi amigo Humberto y yo nos acercamos a escucharle con temor pues sus relatos hablan de maldiciones y condenas. En esta ocasión habló de ceibas y persecuciones. No nos quedamos hasta el final, teníamos el alma corroída de tantos muertos esperando a nuestro lado.

1 de diciembre de 2008

ALBERTO GIACOMETTI / REMOTO


Las figuras son flechas verticales que quieren huir de la tierra a la que están firmemente ancladas. Son seres que carecen casi de cuerpo, que no ocupan espacio, que quieren deslizarse pero no pueden.


Giacometti ha urdido una humanidad con la materia del hierro pero sin la fuerza de su resistencia, con la fragilidad propia de un ente perdido, desorientado, que busca su lugar y no lo encuentra. Van solos o en grupos pero como esfinges obsesionadas en comunicarse la brutalidad nacida a pie de tierra de la que huyen, por eso estiran su efigie hasta donde creen alcanzar la meta de lo divino, de lo infinito en paz.


El escultor, en esa reflexión con sus esculturas, les exige que ya que les da vida, le proporcionen un refugio a la soledad y a la muerte, que dialoguen y debatan con él hasta el último momento, que le consuelen ante la falta de esperanza. Después, cuando haya desaparecido, continuarán haciéndolo pero ya serán otros los interlocutores.


Las sílfides desfilan hoy por el malecón. ¿Por qué serán bellezas tan transitorias? ¿Sería cruel solidificarlas y esculpirlas y dejarlas tal como están ahora en el paseo del muelle? No cabe duda de que serían un adiós halagüeño para aquellos que quieran suicidarse tirándose desde el muro. Recibirían una última mirada de ensueño.